martes, 24 de febrero de 2009

Ad iustitiam per ius, A la justicia por el derecho.

LIMA-PERÚ En la reciente hebdomadaria aparición del abogado nakasaki el fujimontesinismo demostró nuevamente sus penosos reflejos a la hora de enfrentar las acusaciones del Estado peruano, expresadas claramente en la Acusación Fiscal. Sin brújula ni cuaderno de bitácora alguno, el abogado de la defensa no encontró mejor argumento que acusar a la prensa de los posibles desvaríos de la justicia peruana. Para el fujimontesinismo y todos sus adláteres el juicio contra el capitoste de la mafia está altamente contaminado por la incesante e implacable presión de los medios sobre el Tribunal que lo juzga. Nada más lejano de la realidad. Son los jueces de este Tribunal personalidades muy reconocidas, no sólo por su palmarés académico, sino también por su amplio e intachable ejercicio profesional. Por ello, rechazamos de plano las indignantes declaraciones del abogado nakasaki. Los manotazos de ahogado de este cancerbero demuestran su total desconcierto ante las irrebatibles pruebas presentadas por la Fiscalía. La defensa del fujimontesinismo encontró en la prensa una cabeza de turco nada lerda. Parece que la mafia cree estar en los tiempos del pachá kenya y montesinos. En aquellos años del plomo, durante la dictadura fujimontesinista, parte de la prensa se hallaba sometida a los designios del apparatchik de los grupos de inteligencia. Los canales de señal abierta eran el burdel recurrente de los políticos oficialistas. Allí desperdigaban todo el miasma autoritario, en vivo y en cadena nacional. Los diarios chicha se encargaron de dinamitar a la oposición a través de sus tétricos titulares, lo mismo que buscaban aniquilar el accionar político de las masas en base a la publicación de carátulas embadurnadas de sexo y violencia. Esos tiempos del horror y el espanto han sido derrotados, pero pareciera que a la defensa del dictador fujimontesinos le encantan las monstruosas reminiscencias. Sólo queda reafirmar el trabajo valiente y perseverante de la justicia peruana con miras de sancionar ejemplarmente al dictador. Finalmente, creo que la única vía para materializar la justicia en nuestro país es la plena vigencia y aplicación del derecho. Y, es que Ad iustitiam per ius, A la justicia por el derecho.

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