miércoles, 20 de agosto de 2008

Giovanni Sartori y su propuesta antimigratoria

El politicólogo italiano Giovanni Sartori ha creído conveniente analizar la problemática de la migración en Europa. Aquí se da también la presencia de un “enemigo”. Un “enemigo” mucho más peligroso, según sus propias palabras, gestor de la posible debacle del sistema político europeo. Ante ustedes el “enemigo cultural”. “¿Hasta que punto una tolerancia pluralista debe ceder no solo ante “extranjeros culturales” sino también a abiertos y agresivos ‘enemigos culturales’?" . Las ideas de Sartori discurren por los cauces de las tormentosas aguas europeas como un síntoma del viejo temor al Otro. A guisa de lo anterior; las invasiones bárbaras fueron quizás uno de los primeros acontecimientos que conmocionaron a los europeos. Sobre todo la campaña de los Hunos contra el endeble imperio romano, por su ferocidad, originó el surgimiento de un hematofílico fantasma en el inconsciente colectivo. El ‘Otro’ había sido sanguinario y cruel con el ‘pater familias’, con su esposa e hijos; con su propiedad privada, con sus manes, lares y penates, regentores de su cosmovisión y constructores de su ideología. Como se sabe la máxima expresión cultural de occidente, expresada a través del imperio romano, había otorgado concesiones a la otredad. Podríamos mencionar por ejemplo el Decreto de Caracalla (212 dC) por el cual todos los habitantes de Roma serían reconocidos como ciudadanos para los efectos de hacer mucho más real la presencia del Estado entre los miembros de la comunidad. Este decreto viabilizó la ciudadanía para Germanos, Alanos, Sajones, Suevos y muchos otros pueblos. Creemos además, que la romanización de la mayoría de estas culturas hizo posible que el decreto de Caracalla se hiciera mucho más dinámico y efectivo. El ejército romano era una prueba de los efectos positivos de la romanización o también denominado proceso de aculturación. Las milicias romanas se hallaban favorecidas por el aporte humano de los germanos. Sin embargo, ni las leyes ni los decretos podrían frenar los apetitos por el poder. Es así que a fines del siglo V caerá el imperio romano de Occidente. Se instalará luego en el imaginario popular la presencia de un vecino extranjero, bárbaro, muy belicoso y salvaje. Más tarde, para la civilización occidental serán también los árabes una nueva cultura que ponga en peligro el desarrollo de los pueblos europeos. Éstos, a pesar de todo, lograron posicionarse a nivel mundial gracias a la invasión que dirigieron contra América. Una Europa poderosa se consolidaba a fines del siglo XIX. Es así que en el siglo XX la matriz de su desarrollo se basó en el sostenimiento de una política liberal que tuvo como eje central al ciudadano de pie. Se desarrollaría más tarde un proceso revolucionario a nivel mundial: la globalización.

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