jueves, 25 de agosto de 2011
Filosofar científicamente y encarar la ciencia filosóficamente
Lima-Perú.
adelantecronopio@hotmail.com
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25 de agosto de 2011.
Respecto del filosofar científicamente y encarar la ciencia filosóficamente, Mario Bunge nos hace aquí un recuento de la crítica situación en que se halla Latinoamérica en el campo del desarrollo y del estudio de la actividad epistemológica.
Como causas de este valetudinario estado en el que se encuentran tanto la ciencia como los estudios epistemológicos en nuestros países, Bunge menciona que, ni los gobiernos ni los propios científicos latinoamericanos han tomado en cuenta la importancia vital del análisis deconstructivo de la ciencia. Es así que muchos científicos desconocen por ejemplo los pormenores acerca del verdadero trabajo de un epistemólogo, en suma agente de cambio de las estructuras funcionales de un sistema teórico racional. Por ello, desde la perspectiva de Bunge, el nivel de desarrollo científico en Latinoamérica es muy deplorable. Como correlato de este escenario existe también un déficit alarmante de científicos. Esto nos recuerda incluso el contexto del oscurantismo medieval, debido sobre todo al desborde de profesiones eminentemente burocráticas. Con lo cual volvemos a ubicarnos en el debate que a inicios del siglo XX instauró el profesor sanmarquino Manuel Vicente Villarán respecto de la necesidad de fortalecer y posicionar las profesiones más vinculadas a las ciencias naturales y las ingenierías, bajo la poderosa influencia del positivismo.
Otro punto que aborda Bunge es el referido al de las disciplinas contiguas al accionar de la epistemología. Así, el filósofo argentino define a ésta como lógica de la ciencia, es decir como análisis sintáctico y semántico del lenguaje científico. En esa dinámica, tanto la lógica como la semiótica se constituyen en herramientas cardinales para el análisis conceptual de las categorías ontológicas y sistémicas del epistemólogo.
Así mismo, la historia de la filosofía es otra disciplina clave para comprender (Verstehen) el desarrollo del pensamiento humano. La epistemología se nutre de esta disciplina tomando en cuenta todos los puntos de vista filosóficos a través del tiempo, privilegiando aquellos que se acerquen en mayor medida a su campo de estudio científico particular. Destacan también otras disciplinas que le otorgan soporte sistémico a la epistemología como la psicología y la sociología de la ciencia.
Punto neurálgico lo constituye la relación entre las ciencias y las denominadas humanidades. Mario Bunge afirma que no existe el tan mentado antagonismo entre ambas. Los espacios de acción de cada una de ellas permiten un adecuado contacto de programas y conocimientos. Por ende, es notoria la relación de complementariedad, a pesar del paulatino desplazamiento de las humanidades.
Sin duda alguna, nos dice Mario Bunge, el quehacer del epistemólogo trae consigo muchos beneficios, especialmente para su propia labor, lo cual implica una expansión de los saberes y una concreción mayor de la sistematicidad teorética. Y en relación a la esfera de acción del científico, la epistemología contribuye a que ésta no sea prisionera de una filosofía incoherente y adoptada inconscientemente. Lo cual implica que tendrá un mayor entendimiento de los conceptos que se organizan y estructuran en el andamiaje de la ciencia. Explicará también coherentemente sus hipótesis; sistematizará mejor sus ideas; analizará con objetividad y comprenderá el dinamismo necesario e histórico de la ciencia.
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