viernes, 16 de septiembre de 2011

La utopía andina de Alberto Flores Galindo.

Lima-Perú. adelantecronopio@hotmail.com http://cronopiocortazar.blogspot.com http://cronopiocortazar.lamula.pe/ 16 de setiembre de 2011. Alberto Flores Galindo es quizá uno de los últimos intelectuales que en vida estudió con rigurosidad el trabajo de José Carlos Mariátegui. Sus aportes han sido claves para comprender de un modo prospectivo la obra del Amauta en las dehesas de las ciencias sociales. Sin lugar a dudas que sus trabajos también han posibilitado redescubrir la realidad andina. Tito Flores Galindo puso de manifiesto aquello que Sinesio López denominó con buen criterio: la historia contada desde abajo o escrita desde la posición del vencido. En ese orden de ideas, existe una línea matriz que une los procesos histórico-sociales de la década del cincuenta y el choque cultural acaecido en el siglo XVI. La comunidad indígena ostenta un proyecto colectivo a futuro. Una utopía andina recorre la estructura del discurso indígena, lo mismo que los proyectos políticos y las prácticas sociales y culturales de los posicionados sectores cholos. Ahora bien, en el sentir de Alberto Flores Galindo, la utopía andina es una síntesis histórica del papel político de las masas indígenas en la búsqueda del ideal solidario de la patria grande para todos los peruanos. Estos ideales no son excluyentes ya que reconocen los aportes de los diferentes grupos sociales, empero le otorgan un peso específico capital a la especificidad cultural de los grandes sectores de abajo. Entonces, la construcción de nuestra identidad nacional debe tener como eje de transformación material y espiritual los discursos teleológicos de la utopía andina.

domingo, 11 de septiembre de 2011

La corrupción patrimonialista en la sistematicidad jurídico-política de la naciente república peruana.

Lima-Perú. http://cronopiocortazar.blogspot.com 11 de setiembre de 2011. Desde su irrupción en el escenario de la historia nuestra República siempre ha ostentado la catilinaria de ser, en el sentir de Julio Cotler, un país eminentemente patrimonialista. Por ello, la razón esencial del establishment para imponerse y consolidarse en el tiempo tuvo como base las redes de control político y económico tejidas a partir de los códigos de un patrimonialismo a ultranza entre los miembros de la rancia elite oligárquica. Ahora, en los albores de la República los sectores castrenses fueron más bien quienes se arrogaron el rol protagónico en la toma de decisiones para el surgimiento del nuevo Estado. Empero, las perspectivas de este sector importante de la sociedad eran demasiado cortoplacistas, lo cual desembocó en una larga guerra entre diferentes bandos liderados por caudillos termocéfalos. La naciente República se convertía así en una suerte de Estado-botín con miras de posicionar los intereses de los nuevos resortes del poder. De esta manera, el patrimonialismo responde a los vaivenes de la estructura de poder criolla. La dinámica del mismo logra construir un complejo entramado de sistemas y subsistemas que fortalecen el andamiaje estatal. Así, se viabilizó el control ideológico sobre los nuevos ciudadanos. Este engranaje sistémico mutará con el tiempo, pero sus estructuras seguirán siendo las mismas. El inmarcesible endurecimiento del apparatchik criollo se debió también a sus estrechos vínculos con los intereses del capital extranjero; y, como resultado de la corrupción partidaria en la dinámica de un clientelaje focalizado principalmente en las esferas de la institucionalidad jurídico-política. De este modo, la sobrevivencia del Estado republicano halla sus raíces en el discurso y en la praxis del controvertido patrimonialismo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La trascendental obra del padre Gustavo Gutiérrez.

Lima-Perú. adelantecronopio@hotmail.com http://cronopiocortazar.blogspot.com http://cronopiocortazar.lamula.pe/ 07 de setiembre de 2011. La obra del padre Gustavo Gutiérrez ha sido y seguirá siendo uno de los mayores aportes para el análisis histórico-social y político de nuestro país. Sus bases teóricas se hallan circunscritas a los cambios que se suscitaron no sólo en la comunidad religiosa, sino también como producto de las transformaciones acaecidas en las esferas discursivas de las diversas disciplinas y ciencias. Ahora bien, los modestos y casi imperceptibles procesos de reforma en la iglesia católica son de larga data. Pero sin duda, el de mayor impacto ha sido el acontecido a mediados del siglo XX. Ello aunado principalmente a la agitación constante de un grueso sector de la sociedad. Así mismo, los movimientos políticos de izquierda a nivel global contribuyeron también a un recambio en los dogmas estanco del establishment purpurado. De este modo, mutatis mutandis era ipso facto el portaestandarte del clero en la década del sesenta. El Concilio Vaticano II evidenció este espíritu reformista, y hasta cierto punto auspiciosamente progresista. En ese contexto la obra del padre Gustavo Gutiérrez significó una nueva lectura de la sociedad peruana a partir de las palabras de Jesucristo, y utilizando como metodología científica el materialismo dialéctico. En esa dinámica, la teología de la liberación propone entonces una transformación necesaria de las estructuras económico-sociales. Se denuncia al mismo tiempo el carácter semicolonial de la sistematicidad estatal. Y, se afianza una relación más estrecha con los sectores menos favorecidos por el rampante crecimiento de la economía a escala mundial. A su vez se posiciona la tesis política del desarrollo autónomo con miras de garantizar el progreso de los pueblos. Como correlato de la eclosión de estos ideales, el evangelio se constituye en fuente inagotable no sólo para la liberación espiritual, sino también como herramienta para la transformación social.