¡Seguimos en la brega!
21 de septiembre de 2019
Han pasado casi 4 años desde mi último post, y el tiempo ha hecho su trabajo. Irrefrenable ha golpeado sin piedad lo físico y corpóreo, pero el espíritu combativo aún subsiste. Los días de agitación continúan, se abren las alamedas para el grito y la embestida rebelde, al compás del inquebrantable movimiento ciudadano que en los últimos tiempos ha hecho sentir su poder en la lucha contra la corrupción y los diferentes delitos de cuello blanco.
Empero, la lucha por limpiar nuestra sociedad de la corrupción no es tarea sólo de las autoridades sino por sobre todo debe ser una labor histórica de los ciudadanos quienes a través de sus organizaciones de base y principales dirigentes gremiales y políticos deben asumir ese compromiso. A pesar de ello, algunos miembros de nuestra intelligentzia se lavan las manos asumiendo una actitud bastante cómplice con los intereses de los grupos de poder, además de constituirse en los mascarones de proa de partidos autoritarios y blandengues con la corrupción. Sorprende ver por ejemplo asumiendo la defensa del partido naranja a un connotado sociólogo como Neira, ex socialista y velasquista. Dicen los italianos cambiando todo, para que no cambie nada.
Siempre achaqué a mis maestros, viejos dirigentes de izquierda, su rápida conversión política hacia la derecha y centroderecha en sus otoñales años de vida. Les espetaba la frase que el mismo André Malraux practicó en vida: de jóvenes, incendiarios y de viejos, eficaces bomberos. Puede ser una decisión personal, cuestión de simpatías o quizás intereses de otra índole los que obligan a algunos intelectuales como Neira y Macera a rendirle culto a los viejos programas de la derecha más retrechera y ramplona que haya existido en el Perú. Siempre quedará la duda. De causticas luminarias hoy convertidos en ufanas y simples velitas misioneras de un circo llamado congreso naranja.
Buen día. Hasta la próxima.¡Seguimos en la brega!
Entre cronopios y famas
sábado, 21 de septiembre de 2019
lunes, 19 de enero de 2015
Ayacucho, entre Escila y Caribdis. A propósito de La Boca del Lobo (1988).
Para neutralizar el terrorismo las Fuerzas Armadas fueron enviadas a las zonas de emergencia en Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. El accionar de las FFAA no estuvo exento de violaciones a los derechos humanos. En efecto, como lo revela el Informe de la Comisión de la Verdad de 2003, las FFAA son también responsables de asesinatos de hombres, mujeres y niños de las comunidades más alejadas de la urbe.
Este escenario sangriento, en el que los campesinos conviven con la violencia terrorista de Sendero y con el accionar desmedido y cruel de las FFAA es donde se desenvolverá la trama de La Boca del Lobo. Los campesinos se hallaban entre dos fuegos.
No hay espacio para la neutralidad. Como dice Roca “O están conmigo, o están contra mí”. Política de tierra arrasada aplicada torpemente por las FFAA para enfrentar la subversión, siguiendo el pésimo ejemplo de la milicia norteamericana en Vietnam.
Excelente la actuación de Gustavo Bueno y Toño Vega, interpretando al teniente Roca y al soldado Luna respectivamente. En un inicio Luna se siente afín al pensamiento de Roca. Conforme se desarrolla la trama Luna se desilusionará al punto de romper los viejos códigos castrenses, con tal de salvar su dignidad, y su vida.
La mejor escena es sin duda el enfrentamiento vía ruleta rusa entre Roca y Luna. Me trajo el recuerdo de El Cazador de Michael Cimino.
Buena dirección de Pancho Lombardi. Sin duda su obra maestra. Desde mi modesto punto de vista, la mejor película peruana de todos los tiempos.
viernes, 26 de diciembre de 2014
El despertar de una nueva generación
La rebeldía es innata en la juventud. Lo supe el día que retruqué con sólidos argumentos la disciplina espartana del director de mi colegio. Se me acusaba sin pruebas por una travesura jamás ejecutada por mi persona. Me defendí sólo con la verdad, pero al director le pareció una insolencia el no quedarme callado. Al final entró en razón y mi breve alegato me permitió salir del entuerto.
Ante cualquier acto de injusticia, por muy pequeño que sea, es preferible no callarse y manifestar nuestro punto de vista, ya sea a través del verbo o por medio de la acción directa en las calles. Como lo que ocurre en la actualidad con los jóvenes que nos manifestamos en contra del gobierno debido a la imposición de la Ley 30288, una norma que no busca la defensa y el amparo de los derechos constitucionales de todo trabajador peruano, sino mas bien genera una violenta precarización de los mismos.
Ante cualquier acto de injusticia, por muy pequeño que sea, es preferible no callarse y manifestar nuestro punto de vista, ya sea a través del verbo o por medio de la acción directa en las calles. Como lo que ocurre en la actualidad con los jóvenes que nos manifestamos en contra del gobierno debido a la imposición de la Ley 30288, una norma que no busca la defensa y el amparo de los derechos constitucionales de todo trabajador peruano, sino mas bien genera una violenta precarización de los mismos.
viernes, 24 de octubre de 2014
La nada nueva estrategia de fujirobo
Por: Cronopio Cortázar.
Fujirobo muestra desprecio por las
instituciones. Con el talante de siempre se zurra en ellas. Improvisa
haciéndose la víctima. Coge la peor de sus prendas, sin lavarse la cara, no se
peina, empero se da tiempo para medirse la presión, tal vez esté muy alta, es ese
su propósito pues un día antes quizás no se medicó.
El abogado de fujirobo es insolente y
retrechero. Sabe de su oficio, confundir y crear falsas expectativas a un preso
hecho despojo.
Es todo por hoy, corto, sencillo, pero profundo....seguiremos escribiendo.
viernes, 27 de diciembre de 2013
Breves notas acerca de un periplo por el distrito de Catahuasi.
27 de diciembre de 2013.
Desde nuestra
perspectiva sigue siendo valedero aquel aserto muy peruano, que sentencia al
finalizar un periplo: nunca terminas de conocer tu país. Ya que, cada pueblo o ciudad nos sorprende felizmente
por el cálido afecto de sus habitantes; lo mismo que por su modesta, pero
funcional infraestructura, así mismo por la presencia efectiva de las
instituciones hegemónicas y representativas del establishment estatal, amén de aquellas que involucran el accionar directo
de la comunidad con miras de enfrentar la problemática colectiva y los
conflictos sociales.
El distrito de
Catahuasi, en la provincia de Yauyos, región Lima; es sin duda el mejor ejemplo
de lo expresado líneas arriba. Sus pobladores te dan la bienvenida con un
afectuoso saludo que demuestra la fina tesitura de su personalidad, curtida en
el campo al pie de las imponentes montañas que cual eternos cancerberos
protegen la localidad, la misma que es bañada por el fructífero río Cañete. Catahuasi
es un distrito muy apacible. Se ubica a una altitud de 1369 msnm, a dos horas
de viaje desde Cañete, a través de una vía asfaltada. Lo único que quizá
quiebra ese sosiego en el pueblo catahuasino es el suave silbido del viento por
la tarde y el sonido del río por la noche. Nada más placentero que este mágico
tándem.
Ahora bien, la
población está compuesta por aproximadamente 1090 habitantes, en su mayoría
personas jóvenes y niños. Gran parte de este sector se encuentra cursando
estudios primarios y secundarios en la Institución Educativa Señor de los
Milagros, que cuenta con una plana docente de primer nivel. Existen profesores
catahuasinos, limeños, cañetanos, e incluso chinchanos, con lo cual los diversos
y múltiples espacios de acción, para viabilizar los aprendizajes esperados, se enriquecen
de la mejor manera. Todo el personal educativo se halla bajo el acertado
liderazgo de un director muy joven y proactivo. Él mismo nos comentó acerca de
la problemática en la comunidad. Mencionó que si bien es cierto no habían casos
de acoso escolar, ni mucho menos actos de pandillaje, lo cierto es que el
principal obstáculo para fortalecer los aprendizajes es el factor económico,
derivado de una situación muy compleja y crítica adscrita a cada familia del
distrito. La mayoría de padres viven de la actividad agrícola, dinamizada por
el comercio con los anexos de Catahuasi, así como con los de Cañete, e incluso con
Lima Metropolitana. Sin embargo, este trabajo no logra satisfacer al máximo las
necesidades de la población. Es por ello que muchos padres laboran en
diferentes actividades fuera del distrito como choferes, obreros, jornaleros,
perjudicando sintomáticamente el desarrollo armónico de la familia.
De otro lado, tras el
diálogo con el profesor de sexto grado de primaria nos queda claro el impulso
vital que moviliza la actividad pedagógica: la esperanza. Sus opiniones nos
traían a la memoria las tesis de Rousseau, teniendo en cuenta que el plantel se
encuentra ubicado en un área privilegiada, junto a un manantial desbordante de
agua cristalina, donde los niños chapotean felices durante el recreo. Casi era
el ideal del Emilio catahuasino. La pletórica vegetación cubre como un manto
primoroso cada espacio de la institución educativa. Los árboles crecen fuertes
y soberbios al compás de la vida en la comunidad. El futuro de la tierra está
asegurado con la sólida consciencia ecológica de los niños y jóvenes
catahuasinos. Y esto no es literatura, la mayoría de salones están organizados
con el claro objetivo de proteger la naturaleza a través de diferentes
actividades programadas como parte del trabajo escolar durante todo el año. Es
de resaltar por ejemplo la labor de los policías ecológicos, los mismos que
utilizan un cordón verde en el hombro derecho para distinguir su autoridad en
el aula. Son los encargados de velar porque se respete a la madre naturaleza en
todo, fomentar las campañas de sensibilización ecológica, y reciclaje. El
impulso de profesores y alumnos ha rendido frutos gracias al apoyo de una ONG
internacional que logró materializar la siembra de árboles en el margen frontal
de cada hogar, a través de la entrega de semillas gratuitas a todos los vecinos
catahuasinos, con lo cual se fortaleció el compromiso y la consciencia
ecológica de la comunidad.
En un breve recorrido
por el distrito se pudo apreciar sus delineadas calles. El orden y la limpieza
sobresalen a simple vista. La plaza de armas de la ciudad presenta una
espléndida glorieta escoltada por imponentes árboles. El pabellón nacional
flamea en lo alto de este escenario. La presencia de las instituciones
tutelares del Estado es notoria. Verbigracia, la iglesia del distrito convoca
en horas de la noche a la tradicional misa dominical. Así mismo, la comisaria
está presta a recibir las denuncias de los pobladores. Y, la municipalidad se encarga
de elaborar los proyectos de desarrollo del distrito. La comunidad de Catahuasi
es muy religiosa, la mayoría son devotos del Señor de la Ascensión de Cachuy, a
quien elevan siempre sus sinceras plegarias. En cuanto al resguardo policial,
es importante saber que el distrito goza de una atmósfera adecuada de paz y tranquilidad
exenta de problemas de inseguridad ciudadana, lo cual lo hace muy atractivo
para la inversión. No existen problemas de delincuencia organizada, ni
pandillaje. Son señales positivas de un pueblo que desea encaminarse hacia el
desarrollo económico, a través de la producción agrícola y por medio de la
expansión del turismo. Empero, sus autoridades edilicias deben viabilizar esa
dinámica. El diálogo y el consenso es la mejor herramienta política para
materializar el crecimiento. Y, la vigilancia ciudadana debe ser mayor con
miras de yugular cualquier conato de corrupción.
En relación a las
actividades económicas del distrito de Catahuasi, es de mencionar la actividad
agrícola como la principal. Los cultivos más importantes son los de lima,
mango, pacay, manzana. La producción frutícola tiene como destino las
diferentes ciudades de Lima provincia, e incluso Lima metropolitana. Hace falta
mejorar las vías terrestres sobre todo las que conectan al distrito con sus
múltiples anexos. Es bueno mencionar que existen bodegas bien pertrechadas en
Catahuasi, no habiendo por ello la presencia de un mercado central o
cooperativa. Así mismo, los restaurantes ofrecen una excelente comida criolla,
con un trato muy amical y de primera; es el caso del restorán Cesar’s, donde el
desayuno, almuerzo y cena son todos momentos para departir y devorar un sabroso
platillo a pedido del cliente.
Respecto de la
infraestructura hotelera podemos aseverar que Catahuasi cuenta con alojamientos
muy buenos, sobre todo los del hotel Jhondee, donde tuvimos la suerte de
conocer a los dueños, muy amables y solícitos, quienes nos informaron acerca de
las festividades que se celebran durante todo el año, y, respecto de las
perspectivas de expansión para el futuro, teniendo en cuenta el rápido
crecimiento del turismo, en especial por la presencia de restos arqueológicos, amén
del culto al Señor de la Ascensión de Cachuy, y visitas al histórico pueblo de
Tupe. Es de resaltar que Catahuasi cuenta con todos los servicios básicos de
una ciudad moderna como son luz eléctrica, agua, desagüe, telefonía e internet.
En la actualidad el mejoramiento de la red de alcantarillado está permitiendo
no sólo la creación de fuentes de trabajo para la población, sino también el
desarrollo de la calidad de vida para los ciudadanos. Estamos seguros que el
distrito de Catahuasi continuará creciendo y progresando con miras de
posicionarse como una de las ciudades más representativas y líderes de Lima,
sobre todo gracias al esfuerzo y al trabajo de sus pobladores, hombres,
mujeres, adultos mayores, jóvenes, niños y niñas. No cabe duda de ello.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Breve análisis sobre la problemática en torno a la conservación documental.
Lima-Perú.
19 de diciembre de 2012.Uno de los mayores cambios acecidos como producto de la interrelación global de las economías en el mundo ha sido el crecimiento sostenido y expansivo de la información en todos los espacios de acción del hombre moderno. Esto sin duda es un problemática que encierra un sinnúmero de factores y que reviste además una necesidad de análisis no sólo desde las ciencias sociales sino también específicamente desde la bibliotecología y la archivística. El in crescendo de la información viene emparentado con la vorágine tecnológica de los últimos tiempos. Con la sofisticación constante de los productos tecnológicos, también se han expandido los confines de la información.
Empero, situándonos en el ámbito específico de la problemática referente a la conservación documental el impacto sobre ésta por parte del shock informativo es inconmensurable. El enorme crecimiento de los fondos como bibliotecas y archivos centrales en las diferentes instituciones públicas y privadas así lo demuestran. La expansión documental en el mundo no se ha detenido principalmente desde los albores de la revolución industrial. En cierta forma el papel como soporte para garantizar el registro y la conservación de la información ha significado el posicionamiento de diferentes empresas e instituciones a nivel administrativo con miras de consolidar sus objetivos organizacionales.
Sin embargo, el cúmulo de documentos producidos en la praxis diaria de la institución es descomunal. Lo cual nos lleva a otros problemas vinculados a la operatividad sistémica y funcional del fondo, que es la autoridad competente para resolver este desfase entre capacidad real del archivo central y dinámica activa en la producción documental. En el campo bibliográfico es aún más sobrecogedor. La súper especialización del conocimiento científico ha originado que las investigaciones materializadas en un libro de texto sean mayores. Lo cual es positivo, ya que a mayor investigación científica, mayores serán entonces verbigracia los logros en medicina e ingeniería. Pero, los repositorios donde tendrían que estar conservados estos libros deberían también expandirse al diapasón del crecimiento bibliográfico. Como correlato de esto surge así mismo la necesidad de viabilizar un sistema que permita un adecuado uso de los documentos y libros por parte de los ciudadanos que requieren del servicio de consulta. La manipulación y el deterioro de los mismos suele ser muchas veces involuntaria, pero existen casos deplorables donde personas inescrupulosas dañan conscientemente los documentos. Aquí cabe fortalecer la educación ciudadana para el cuidado del patrimonio nacional, en tándem de las sanciones administrativas y penales que correspondan.
En cuanto a las políticas de intervención existen dos modos de enfrentar la problemática de la expansión documental y los límites de cobertura de los fondos. En primer lugar, destaca todavía en nuestro medio el paradigma intervencionista, que cimenta sus tesis en el trabajo directo sobre el documento dañado, como mecanismo para garantizar la viabilidad de la documentación y los libros del repositorio. En la idea del paradigma intervencionista el documento es una unidad especial y diferenciada que forma parte de un conjunto. Se prioriza entonces la labor sobre la singularidad del documento, sin tomar en cuenta su impacto sobre el conjunto del repositorio que lo alberga. Por ello, los intervencionistas utilizan las técnicas de restauración como mecanismo para frenar el deterioro del material documental. Con esto se relega a un segundo plano las políticas de previsión.
En segundo lugar, destacan las políticas del programa de conservación preventiva. Sus tesis tienen un enfoque sistémico, ya que sitúan tanto al libro como al documento en un escenario en permanente cambio e interrelación. El documento es visto como parte de un todo en conjunto, en constante dinamicidad. Por ello, para evitar el deterioro de los materiales documentales es importante el conocimiento de las características específicas de la documentación contenida en el repositorio, lo cual implica monitorear la sistematicidad funcional de toda la institución y su personal, lo mismo que de los agentes que causan la dañosidad de los documentos. A diferencia de los intervencionistas, el programa de conservación preventiva fortalece las habilidades y capacidades de prevención del daño de todos y cada uno de los funcionarios y empleados del fondo, incluyendo claro está la labor de los restauradores como parte de un sistema que se adelanta al problema.
En relación a los aspectos específicos del programa de conservación preventiva podemos colegir que existe una constante preocupación por dinamizar un trabajo en conjunto posicionando la labor no sólo de los especialistas, sino también de cada uno de los trabajadores de la institución, lo mismo que la participación de los usuarios del servicio de consulta, en pro de la seguridad de los documentos ante la constante agresión del deterioro.
El programa de la prevención tiene tres esferas de acción. En primer lugar, destaca el necesario estudio geográfico del área circundante al repositorio, lo mismo que un análisis del contexto socio-cultural del espacio donde operará el fondo. El estudio debe privilegiar la climatología del centro y específicamente los riesgos en la infraestructura de la institución. En segundo lugar, destaca la preservación de la información a partir del trabajo de archiveros y bibliotecólogos, lo cual implica un fotocopiado de los documentos y libros que requieran un cuidado especial. Las copias son fundamentales con miras de salvaguardar nuestro patrimonio nacional. En tercer lugar, destaca la específica preservación documental a través de la adopción de políticas sistémicas de intervención. Se priorizan aquí sobre todo los protocolos de emergencia, el uso correcto de los documentos por parte de los usuarios, la limpieza de los repositorios y el trabajo de los restauradores.
En suma, la preservación es el desarrollo superior y lógico del programa de intervención restaurativa. La conservación preventiva entonces, logrará posicionarse con el objetivo de solucionar las gravísimas secuelas del deterioro documental.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
Guerra ideológico-política contra el terror senderista.
Lima-Perú.
12 de setiembre de 2012.
A veinte años de la captura del terrorista conocido como “Gonzalo” no cabe duda que una de las mayores enseñanzas en la lucha contra la subversión ha sido la utilización estructural y efectiva de la inteligencia policial. Empero, no son sólo las fuerzas del orden, sino también la sociedad civil organizada, quienes deben de enfrentar desde sus diferentes espacios de acción el paroxismo y la insolencia del senderismo asesino. Por ello, mientras la policía y los militares hacen su trabajo específicamente en el teatro de operaciones del VRAEM, queda a los partidos políticos, las instituciones públicas y privadas, así como a las diferentes organizaciones sociales de base, la tarea de enfrentar al terrorismo senderista en el terreno del combate ideológico. Esto implica la defensa del Estado de derecho democrático en el ejercicio legítimo y ciudadano de lo político.
Como sabemos, una de las mayores secuelas del neoliberalismo noventero fue la demonización de la política. Este proceso tenía como objetivo primordial quebrar el aparato doctrinario de los partidos legales de izquierda, al alimón de ponerle un freno al accionar del movimiento sindical. Las recetas de John Williamson debían de tener desbrozado el camino para su pronta aplicación en los países de Latinoamérica. Los conflictos sociales tuvieron que ser neutralizados desde el apparatchik ideológico del Estado. La confrontación con las organizaciones legales de izquierda quienes defendían una férrea planificación económica tuvo como corolario la imposición de un modelo duro de libre mercado. Luego, con la liquidación de los paradigmas colectivistas se abría el escenario para una competencia absolutamente desregulada. El efecto inmediato fue el desmantelamiento de los movimientos sociales, y por ende la eliminación de los proyectos y utopías sistémicas. Con ello, las generaciones venideras se atomizaron al punto de negar la posibilidad de construir o ejercer liderazgos políticos.
En el escenario de la anomia noventera ahíta del consumismo cultural, parte importante de la juventud inicia el lento derrotero hacia la demonización de lo político. Es un desprecio que se evidencia en diversos espacios. En el caso específico de las universidades por ejemplo logró inocularse con mayor fuerza debido al papel dinámico de la represión en contra de los ideales colectivistas de izquierda. Empero, este proceso desde el Estado tuvo un efecto boomerang en las juventudes universitarias de los noventa. Un sector importante asumió como un compromiso político el apoyo a la democracia y a la vez lideró la lucha contra la dictadura fujimontesinista. Pero, otro sector nada despreciable rechazaba la sola idea de vincularse al trabajo político. En este contexto ya era notoria la frase: hacer política en la universidad es hacerle el juego al terrorismo. Surgen así los denominados “alpinchistas”, quienes asumen como norma de vida un individualismo in extremis con miras de posicionarse socialmente. Esta caracterología de algunos alumnos de nivel superior tendía a minimizar la reflexión filosófica como vía para construir el conocimiento científico. De este modo se ensalzaba lo baladí, e incluso lo vacuo. El repudio por la reflexión inquietaba los sentidos a favor de lo eminentemente visual y pasajero. Para estos individuos, que añoraban tan sólo un “cartón” o título profesional, los libros solían ser representaciones de un pasado triste y aburrido.
Ahora bien, si la universidad peruana ha quedado huérfana de reflexión y liderazgo político en favor de la democracia no ha sido sólo por la irresponsabilidad de algunos estudiantes, sino también por la carencia de partidos políticos fuertes y con una profunda doctrina y planes realistas a futuro. El terror senderista podría anidar fácilmente en un escenario donde los partidos son tan sólo espantapájaros que en lugar de fortalecer la democracia, la debilitan cada día más. Hace falta entonces un compromiso mayor con el sistema democrático. Una ruta adecuada para recuperar la memoria de los años del plomo es la que se consigue a través de la educación. La memoria colectiva de los pueblos se halla entonces en la enseñanza-aprendizaje de su historia. En esta dinámica urge mejorar las estrategias pedagógicas con miras de viabilizar el debate y la reflexión en torno a la sangrienta época del terror y el asesinato que desencadenó el senderismo en nuestro país. De este modo podremos frenar los arrebatos criminales de los enemigos de la democracia. Nuestro sistema tiene la fortaleza humana para neutralizar los redivivos circunloquios del senderismo criminal.
Como sabemos, una de las mayores secuelas del neoliberalismo noventero fue la demonización de la política. Este proceso tenía como objetivo primordial quebrar el aparato doctrinario de los partidos legales de izquierda, al alimón de ponerle un freno al accionar del movimiento sindical. Las recetas de John Williamson debían de tener desbrozado el camino para su pronta aplicación en los países de Latinoamérica. Los conflictos sociales tuvieron que ser neutralizados desde el apparatchik ideológico del Estado. La confrontación con las organizaciones legales de izquierda quienes defendían una férrea planificación económica tuvo como corolario la imposición de un modelo duro de libre mercado. Luego, con la liquidación de los paradigmas colectivistas se abría el escenario para una competencia absolutamente desregulada. El efecto inmediato fue el desmantelamiento de los movimientos sociales, y por ende la eliminación de los proyectos y utopías sistémicas. Con ello, las generaciones venideras se atomizaron al punto de negar la posibilidad de construir o ejercer liderazgos políticos.
En el escenario de la anomia noventera ahíta del consumismo cultural, parte importante de la juventud inicia el lento derrotero hacia la demonización de lo político. Es un desprecio que se evidencia en diversos espacios. En el caso específico de las universidades por ejemplo logró inocularse con mayor fuerza debido al papel dinámico de la represión en contra de los ideales colectivistas de izquierda. Empero, este proceso desde el Estado tuvo un efecto boomerang en las juventudes universitarias de los noventa. Un sector importante asumió como un compromiso político el apoyo a la democracia y a la vez lideró la lucha contra la dictadura fujimontesinista. Pero, otro sector nada despreciable rechazaba la sola idea de vincularse al trabajo político. En este contexto ya era notoria la frase: hacer política en la universidad es hacerle el juego al terrorismo. Surgen así los denominados “alpinchistas”, quienes asumen como norma de vida un individualismo in extremis con miras de posicionarse socialmente. Esta caracterología de algunos alumnos de nivel superior tendía a minimizar la reflexión filosófica como vía para construir el conocimiento científico. De este modo se ensalzaba lo baladí, e incluso lo vacuo. El repudio por la reflexión inquietaba los sentidos a favor de lo eminentemente visual y pasajero. Para estos individuos, que añoraban tan sólo un “cartón” o título profesional, los libros solían ser representaciones de un pasado triste y aburrido.
Ahora bien, si la universidad peruana ha quedado huérfana de reflexión y liderazgo político en favor de la democracia no ha sido sólo por la irresponsabilidad de algunos estudiantes, sino también por la carencia de partidos políticos fuertes y con una profunda doctrina y planes realistas a futuro. El terror senderista podría anidar fácilmente en un escenario donde los partidos son tan sólo espantapájaros que en lugar de fortalecer la democracia, la debilitan cada día más. Hace falta entonces un compromiso mayor con el sistema democrático. Una ruta adecuada para recuperar la memoria de los años del plomo es la que se consigue a través de la educación. La memoria colectiva de los pueblos se halla entonces en la enseñanza-aprendizaje de su historia. En esta dinámica urge mejorar las estrategias pedagógicas con miras de viabilizar el debate y la reflexión en torno a la sangrienta época del terror y el asesinato que desencadenó el senderismo en nuestro país. De este modo podremos frenar los arrebatos criminales de los enemigos de la democracia. Nuestro sistema tiene la fortaleza humana para neutralizar los redivivos circunloquios del senderismo criminal.
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