¡Homo homini lupus! ¡El hombre es un lobo para el hombre! Este latinazgo que nos remite a Hobbes viene ha constituirse grosso modo en el ideario político y filosófico de la globalización. Este fenómeno mundial ha sido interpretado por los economistas liberales como “el proceso mediante el cual se produjo una integración de las economías y sociedades del mundo (…) y que ha logrado aumentar el ingreso y los niveles de vida en muchas regiones del mundo”. Nada más lejano de la realidad, ya que como señalan los informes del Banco Mundial existen en el planeta mil trescientos millones de personas pobres. En nuestro país la cifra bordea más del 50% de la población, los cuales viven en situación de pobreza. Desde un punto de vista diametralmente opuesto al ya mencionado enfoque neoclásico podemos afirmar que la globalización “es el fenómeno económico, social y cultural generado por la expansión de las grandes empresas transnacionales”. La expansión del statu quo económico que ostenta como piedra de toque al capital se ha logrado sostener en el tiempo gracias al posicionamiento económico de las transnacionales quienes han modernizado sus tecnologías con miras a efectivizar la explotación de los recursos naturales y la fuerza de trabajo.
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