martes, 6 de octubre de 2009
Análisis político, económico y social de la civilización romana de occidente desde la expansión republicana hasta la caída imperial.
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I. Introducción.
En las próximas disquisiciones analizaremos el proceso histórico acontecido en Roma como resultado de los choques y desencuentros entre las bases estructurales del sistema esclavista y la dinámica de los actores políticos y movimientos sociales que provocaron su auge y caída, desde la expansión del sistema republicano hasta la crisis que desencadenó el colapso total del imperio.
II. Consolidación republicana y posicionamiento de la aristocracia senatorial.
La guerra es la continuación de la política por otros medios había sentenciado Claus Von Claussewitz. Durante la etapa más dura de la expansión romana se suscitaron conflictos armados por la hegemonía en la península itálica que evidenciaron la necesidad de dinamizar el aparato militar, al punto de convertirlo en el eje clave para el posicionamiento republicano. Tras el quiebre del sistema monárquico la clase senatorial compuesta principalmente por poderosos aristócratas robustecieron su poder político y económico, los mismos que tenían como sustento la propiedad de la tierra. De otro lado, con el crecimiento del comercio y tras la adquisición de mayores riquezas, por parte de los plebeyos comienza a abrirse un nuevo conflicto de intereses, el mismo que tuvo como cenit la histórica huida al monte Aventino. Empero, las luchas sociales no reestructurarían el andamiaje político manejado por los patricios, más bien lo hicieron más fuerte a cualquier convulsión. Así, los plebeyos terminaron por acoplarse y asimilarse al sistema político elitizado por la aristocracia. Tras la agitación plebeya el establecimiento republicano consolidó sus estructuras jurídico-políticas y dinamizo las redes de su aparato burocrático con miras de expandir sus intereses. El orden en lo político le permitió a la clase dominante iniciar con mayor ferocidad la compañía militar en búsqueda de mayores recursos para garantizar la producción y supervivencia de sus tierras. Este proceso originaría el crecimiento de gigantescos latifundios como resultado de las guerras en el exterior, las cuales no solo enriquecieron a la clase senatorial, sino que también posibilitaron el acceso a la mano de obra esclava necesaria para el desempeño en las labores agrícolas, principalmente. Sin embargo, el sistema republicano colapsaría como producto de la expansión brutal del esclavismo, el mismo que requería de mayores contingentes de masas trabajadoras con miras de elevar los niveles de producción ante la recurrente crisis agrícola. Esta crisis tendría como efecto también la proletarización de los pequeños campesinos. Así mismo, se desencadenaran alzamientos de esclavos, como el caso de los suscitados en Sicilia y la rebelión encabezada por el tracio Espartaco. Mientras, en las ciudades se evidenció una mayor polarización entre la clase senatorial y los sectores empobrecidos, cuyo corolario sería el recrudecimiento de las luchas sociales. En este escenario los partidos políticos se lanzan a una guerra sin cuartel por la hegemonía y el control del Estado. Las guerras civiles son un ejemplo de ello.
III. Debacle del imperio y reacomodo político de la aristocracia senatorial.
Con la llegada al poder de César Augusto se inaugura un nuevo sistema político en la Roma occidental, más cercano a la cosmovisión de las clases dominantes de Oriente. El principado será la materialización de un discurso político más acorde con las circunstancias históricas del momento. La pax romana desarrollada por Augusto tiene como objetivo garantizar la seguridad y la supervivencia de los resortes del poder necesarios para viabilizar la continuidad del sistema. El principado octaviano le dio pronta solución a un sinnúmero de problemas enraizados en el descontento de amplios sectores sociales y políticos. El otorgamiento de trigo a las clases empobrecidas de las ciudades le permitió contener los ánimos revolucionarios de las masas. Así mismo, el incremento de los beneficios de jubilación y salarios para los soldados fue una medida que le granjeó la confianza del sector castrense. Finalmente, la cesión de cargos públicos y políticos para la élite italiana le garantizó la fidelidad y el apoyo de un sector importante de la emergente península.
Ahora, los antiguos patricios habían mutado hace mucho en ricos terratenientes y potentados comerciantes a raíz de un sinnúmero de coyunturas políticas. La sobrevivencia de este sector social estuvo garantizada incluso tras la arremetida de los bárbaros. Las luchas intestinas en las altas esferas del poder evidenciaban una brutal y encarnizada lucha por el poder político entre nobles citadinos y provinciales. Esta lucha por el manejo del poder en Roma recrudeció aún más con la caída de la dinastía nacida a partir de César Augusto, ya que entraron a tallar los sectores castrenses. Los militares se arrogaron la autoridad política a partir del uso de sus armas. Sus éxitos en el campo de batalla les granjearon la confianza y legitimidad de las masas. Con ello, el camino hacia el poder estaba garantizado. Pero, los jefes militares, muchos de ellos, carecían de un discurso coherente y eficaz con miras de darle solución a los problemas del imperio. Así, se desencadenó una lucha feroz por el poder entre las diferentes facciones y líderes castrenses. El manejo de la cosa pública era demasiado complejo para el simple y voluntarista pergeño de un militar.
Años después un período de crisis sacudirá los cimientos de Roma. El siglo III d.C. marcará el punto de quiebre del sistema imperial romano. El contexto económico es desalentador. Se desata un período en el que entran en crisis las estructuras productivas del sistema agrario. A ello se suma una disminución considerable de la población no sólo en las ciudades, sino también en el campo. Así mismo, el esclavismo es herido de muerte como producto del cierre de fronteras y el estancamiento de las campañas militares, lo cual trajo como consecuencia la falta de mano de obra y como correlato de ello se elevaron los precios por la adquisición de esclavos, necesarios para las labores agrícolas en los gigantescos latifundios de la clase senatorial. A todo ello se sumo la invasión violenta e incesante de los germanos desde las márgenes del Danubio y el Rin. En una clara muestra del mayor endurecimiento del sistema Diocleciano iniciará todo un conjunto de medidas tendientes a otorgarle continuidad al establishment imperial. Lo mismo ocurrirá con Constantino. Queda claro que las riendas del poder pasarán nuevamente a manos de la aristocracia senatorial como resultado del pésimo manejo político de los emperadores y como efecto de la represión sobre los sectores populares. El balance general evidencia el desgarramiento del sistema desde arriba, lo cual nos remite a las luchas intestinas por el manejo del poder entre las clases dominantes; y desde abajo como producto de los incesantes movimientos sociales.
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