viernes, 2 de octubre de 2009
El Emilio de Rousseau en diez disquiciones.
1. Rousseau nos hace partícipes de la complejidad que reviste el análisis y el estudio de un tema tan profundo como el de la pedagogía. Se puede desbordar en conocimientos teóricos y técnicos que abarquen el estudio de una realidad determinada. Empero, la compulsa pormenorizada logra efectos positivos sólo a través de la sinergia entre el bagaje teorético-doctrinario y la praxis de los actores sociales. La temática educativa es siempre un área amplísima que urge un estudio exhaustivo.
2. El espíritu de la ilustración le permite a Rousseau elucubrar algunas ideas referidas al análisis ontológico del niño y del hombre. La mayoría de sistemas filosóficos le han otorgado un peso específico al rol protagónico del hombre en la sociedad y en la historia. Así, el accionar de los niños era visto con simpatía, mas no con criterio de cientificidad. Incluso la caracterología de los niños estaba sujeta a los moldes sociales de los adultos.
3. Rousseau nos permite comprender que a la hora de quebrar un paradigma es necesario defender con entereza nuestras ideas. Sobre todo en el campo de las ciencias es importante zanjar las ideas contrapuestas que perjudiquen nuestro discurso. Por ello, más vale guiarse en su totalidad por la práctica vigente que tomar a medias las directrices de una buena medida.
4. Desde la perspectiva de Rousseau todos los proyectos desarrollados por los hombres deben contener los siguientes elementos: la bondad absoluta y la factibilidad de su ejecución. La bondad le otorga consistencia ontológica al discurso ético de cualquier elucubración prospectiva. Es decir, las elaboraciones teóricas tienen como fuente matriz la realización de un bien en favor no sólo del hombre, sino de la sociedad. Por ello, es que los proyectos deben de ser viables en la medida de efectivizar sus beneficios a toda la comunidad.
5. Rousseau trasciende a la historia al poner en evidencia la degradación moral y la crisis ideológica de toda una época. En el estado natural de las cosas el ser humano es un personaje íntegro y con la capacidad para poder enfrentar la vida de una manera más correcta. El hombre nace bueno, tiene la posibilidad de viabilizar su conducta por los cauces de la eticidad. Empero, la sociedad lo corrompe. La construcción discursiva del hombre bueno llega a quebrarse como producto del choque irreversible con los patrones y moldes estandarizados de la sociedad.
6. Desde nuestro nacimiento somos seres inermes. Como dijera Jean Paul Sartre somos seres arrojados a la vida. La necesidad de afirmarnos en la vida a partir de la construcción de nuestra personalidad se logra a partir de la adquisición de conocimientos y sentimientos mediante el accionar de la educación.
7. La madre es un elemento clave en el discurso de Rousseau. Es una de las principales protectoras de los niños durante su educación. La madre representa la pureza moral y espiritual en el marco del estado natural de los niños. En el camino del ejercicio educativo la madre será la guía para la materialización del hombre bueno y feliz.
8. Desde la perspectiva rousseauniana la educación de la naturaleza involucra el conocimiento y la dinámica de nuestras capacidades y órganos internos, los cuales nos permiten una interacción más eficaz con nuestra realidad. Ahora, la educación de los hombres es la que adquirimos en los aparatos institucionalizados del saber social, es decir, no sólo en los colegios y universidades, sino también en las esferas de los diferentes agentes sociales como por ejemplo la familia, la comunidad y a través de los medios de comunicación. De otro lado, la educación de las cosas se materializa en nuestra capacidad para adaptarnos al medio circundante, teniendo en cuenta cómo percibimos las características y la funcionalidad de las mismas. Los tres tipos de educación se interrelacionan, ya que la dinámica de la educación de las cosas toma como punto de arranque el posicionamiento de las capacidades perceptuales, basadas en la educación de la naturaleza, con miras de efectivizar nuestro conocimiento de la realidad, para de esta manera acceder a los conocimientos y sentimientos generados por los agentes sociales, principales promotores de la educación de los hombres.
9. La educación nos otorga un cúmulo de herramientas para viabilizar la construcción de nuestra personalidad en el tiempo. Rousseau nos dice que nacemos con determinadas características innatas, muchas de ellas se pierden por el contacto con los patrones de la sociedad, pero la educación permite que algunos elementos vinculados al ejercicio de la eticidad queden como muestra del grado de desarrollo moral del ser humano. He allí la importancia del ejercicio educativo en la realidad social de hoy. Por ello, la educación tiene como objetivo la construcción ética del ser humano.
10. Thomas Hobbes cuando dijo que en el estado de naturaleza el hombre era un lobo para el hombre. A esto respondió años más tarde Rousseau manifestando que la naturaleza era el estadio en el que el hombre ejercía su conducta con libertad, sin ataduras de ningún tipo, ni mucho menos constreñido por los estereotipos y mores de las sociedades corruptas.
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