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05 de junio de 2012.
“La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren”. Esta frase corresponde a la pluma de Arthur Schopenhauer. Cuánta razón tenía el filósofo alemán. Sin duda que la envidia es una de las tantas maneras en que se expresa el ser de las personas. Sin embargo, en algunos individuos esta conducta puede rebasar las esferas de lo episódico para convertirse en una actitud manifiestamente enfermiza. Es el caso quizá del economista Jagdish Bhagwati, quien sigue desgañitando sus críticas en contra del nuevo presidente del Banco Mundial (BM). Como si hubiese todavía una manera de frenar o revertir esta decisión de política internacional, el economista indio no tiene mejor idea que dar un sinnúmero de mazazos en contra del elegido, el doctor Jim Yong Kim, a la sazón renombrado médico comprometido con el posicionamiento de una adecuada y eficaz política de salud en los países en vías de desarrollo.
Empero, para la comunidad universitaria global las flamígeras apreciaciones de Jagdish Bhagwati no son nuevas, ya que desde siempre ha estado enfrascado en posiciones dogmáticas con miras de neutralizar cualquier intento de cambio o aggiornamento de la política neoliberal. Todos recordamos sus ásperos enfrentamientos en la Universidad de Columbia con el destacado economista Joseph Stiglitz. Sin duda que, en aquella brega, el ganador del Nobel de economía 2001fue más convincente que su contendiente.
Como todos sabemos, el intelectual nacido en la India goza de un prestigio irreprochable. Sin embargo, tras la elección del nuevo presidente del BM, sus comentaros denotaban cierta dosis de mala fe. Bhagwati ha dicho sin reparos que el nombramiento de Jim Yong Kim “podría resultar desastrosa para la causa del desarrollo”. Además ha mencionado que el doctor Kim no se ha arrepentido públicamente de su pasado keynesiano. Duda incluso de su capacidad intelectual y de sus dotes de gerencia para manejar el BM.
Ahora bien, nos preguntamos por qué Bhagwati insiste tanto en desacreditar a este personaje de renombre internacional. Creemos que es la manifestación de un puro afán de protagonismo. ¿¡Por qué no me eligieron a mí!? Parece decir. Empero, para Bhagwati existe todavía una pregunta por responder: ¿Por qué no se pronunció con tanto ahínco en contra del nombramiento del conservador Paul Wolfowitz, quien fuera luego expectorado de la presidencia del BM tras un escándalo de corrupción en el que estuvo directamente involucrado? La respuesta salta nuevamente a la vista. Bhagwati es un turiferario de las viejas tesis del ‘palo y la zanahoria’. En la lógica del economista indio quien capitanee el BM debe ser un resuelto termocéfalo, adscrito a las ideas fuerza del monetarismo. Nada más importa.
Desde nuestro punto de vista y para el pláceme de Bhagwati, la elección del doctor Kim como nuevo presidente del BM no repercutirá en casi nada sobre lo avanzado hasta el día de hoy en materia social y financiera. Finalmente, creemos que el economista indio debería más bien dedicarse a trabajar en la búsqueda de salidas a la crisis internacional, la misma que tiene como principal responsable al descontrolado ejercicio mercantil y financiero de los grupos de poder económico mundial, en lugar de ensañarse con un doctor cuyo único pecado ha sido criticar el modelo neoliberal. Recuerde pues Míster Bhagwati que la envidia es un pecado capital.
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